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La contaminación marina es una de las mayores amenazas para los ecosistemas oceánicos y la biodiversidad de nuestro planeta. Cada año, millones de toneladas de desechos llegan a los océanos, afectando directamente a peces, mamíferos marinos, aves y corales. Entre los contaminantes más comunes se encuentran los plásticos, productos químicos tóxicos, metales pesados y aguas residuales.

El plástico, por ejemplo, puede tardar cientos de años en degradarse y es ingerido por animales marinos, provocando bloqueos digestivos, intoxicación e incluso la muerte. Los derrames de petróleo y los químicos agrícolas alteran la calidad del agua y destruyen hábitats esenciales como los arrecifes de coral y los manglares. Además, la contaminación afecta la cadena alimentaria, lo que puede repercutir también en la salud humana, ya que muchas personas consumen pescado y mariscos contaminados.

Es urgente actuar: reducir el uso de plásticos de un solo uso, desechar correctamente los residuos, apoyar políticas de protección ambiental y participar en limpiezas de playas y ríos son acciones que pueden marcar la diferencia. Cada pequeño esfuerzo cuenta para proteger la vida marina y garantizar océanos saludables para las futuras generaciones.